Diseñando un Museo Abierto

Diseñado un museo abierto. Una exploración sobre la creación y el compartir de piezas interactivas es  la versión en castellano de mi disertación de doctorado. El libro salió publicado en Diciembre en Buenos Aires. Parte de los planes es hacer una presentación en Julio 2014, en donde se genere un encuentro entre diseñadores de interacción y trabajadores en museos. Justamente este trabajo de investigación aúna estas dos disciplinas, la museología y el diseño de interacción.

Kuva

Simple y claro:  imagínense yendo al museo de arte con un amigo que es pintor. El conoce a los artistas que exponen, y nos cuenta anécdotas sobre ellos. Si vamos solos, nos perdemos esas historias divertidas que nos podrían hacer conectar con la exposición de manera diferente. Normalmente vamos al museo y hay un mensaje que representa una sola voz, la del curador. Hay cartelitos, escritos con un vocabulario neutral y académico. Mucha gente no va al museo porque le da vergüenza no entender ese cartelitos, o no conectar con la exposición. Hay una barrera intelectual que no permite a gente que  cree que tiene que “saber” sobre el contenido del museo, disfrutar la exposición. Incluso en Buenos Aires, cuando la mayoría de los museos son gratis, no todos van al museo. Abrir el museo es poder pasar esas barreras incluyendo otro tipo de discursos en el museo.

Lo que propongo en mi libro es motivar al público a comentar la exposición a través de diferentes piezas interactivas. Entonces, en vez de haber cartelitos escritos por el curador, los comentarios los hicieron otros visitantes. Se abre un diálogo entre visitantes que no están al mismo tiempo en la exposición. Por ejemplo, en el Museo de Diseño de Helsinki estaban expuestas las tijeras de Fiskars. Son un clásico del diseño finlandés. Recopilé muchos comentarios referidos a esas tijeras. Una chica contó que cuando se mudó a Australia lo primero que le pidió a la mamá que le mande son esas tijeras. Otro chico contó que con esas tijeras le cortó a su hermanita el pelo cuando tenía 8 años. Y varias historias más. Los visitantes dejaron preguntas que el personal del museo contestó (los comentarios también se podían ver online). Estos comentarios muestran las historias secretas de las personas con los objetos de la colección y a la vez validan diferentes acercamientos al contenido de las exposición. No todos los visitantes sabían sobre los objetos exhibidos pero muchos los conocen por haberlos usado y tienen comentarios humorísticos y  subjetivos. Estos comentarios motivan a otros visitantes a conectarse con la exposición. Son puentes que incluyen y posibilitan un museo abierto. Un museo que incluye la voz de los visitantes y a la vez invita a nuevos visitantes, que antes se sentían fuera a entender y disfrutar de la colección.

El marco teórico es la investigación en diseño. Este libro no es una retrospectiva histórica sobre diseño que crearon varios diseñadores, sino es una exploración a partir de mi propia experiencia como profesional de diseño. El diseño, en este caso, es una herramienta para la investigación.  Pocos libros publicados en Argentina son el resultado de una investigación de doctorado. Y aún menos, son trabajos de investigación basada en el trabajo de diseño, en este caso, diseño de interacción. El trabajo de campo es la intervención que producen las piezas interactivas en la exposición, y el estudio de las consecuencias y discusiones que estas piezas provocan. A partir de una observación participativa de la dinámica que se produce a partir de una intervención en un museo, elaboré recomendaciones y creé una segunda pieza en otro museo. Este ciclo sucedió tres veces y en el libro se analizan 3 casos en tres museos en Helsinki (del 2005 al 2008). Por todas estas razones espero que sirva a los diseñadores y les de elementos para inspirarse y analizar sus producciones. También espero que estimule a los diseñadores a ampliar su mirada sobre sus espacios de influencia. Con esto me refiero a considerar las organizaciones culturales como lugares donde se puede ir a ofrecer trabajo y/o colaboración. Por otro lado, los diseñadores están tomando nuevos roles en el proceso de diseño de exposiciones, donde hoy en día no están solo dedicados al diseño espacial, o al diseño gráfico, sino que también pueden ser colaboradores a la hora de diseñar el concepto de la exposición desde la generación de ideas.

El libro es una nueva edición sintetizada de la versión en inglés, con una introducción de Silvia Alderoqui, directora del Museo de las Escuelas en Buenos Aires.  Con este capítulo introductorio empezamos un diálogo que espero se prolongue con colegas hispano hablantes.  Cada vez que viajo a Argentina visito museos y veo el desarrollo de propuestas participativas que de alguna manera se relacionan con el concepto que elabora en mi libro. Sin embargo, no conozco, ni pertenezco al círculo de los trabajadores de museos. Apostar a editar este libro es como hacer una llamada a quien le interesen estas prácticas curatoriales participativas a colaborar. En el libro presento lo que hice, como un primer paso para empezar a entendernos.

Agradezco de corazón a todos los traductores de la Cátedra Grosman- Odrioziola  por el cuidado y la calidad que pusieron en sus traducciones. El libro se puede comprar en la editorial y en algunas librerías en Buenos Aires.

 

Laboratorios vivientes, un ecosistema

El mes pasado, en Junio estuve en Buenos Aires y me invitaron a dar dos charlas. Una en la Escuela de Arte multimedial Da Vinci con estudiantes de ahí y la gente de IXDA. La otra fue en el Instituto de Investigación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Gino Germani. Las dos charlas fueron sobre Laboratorios vivientes (Living Labs) porque es lo que estuve investigando ultimamente. Las dos charlas estuvieron muy buenas porque fueron un diálogo, donde la gente se animó a preguntar, discutir y retrucarme. Las diapos de la charla la encuentran acá y también la bibliografía que usé para armar la presentación.

Como parte de mi trabajo en la Universidad de Ciencias Aplicadas Laurea participo en un proyecto financiado por la Unión Europea para la internacionalización de servicios digitales en la zona Báltica a través de laboratorios vivientes (Ballad: Central Baltic Living Labs for Digital Services, es el nombre formal). Eso me llevó a leer un poco sobre el tema.

El problema principal son las múltiples definiciones contradictorias sobre lo que es un laboratorio viviente. A la vez entiendo que muchas veces pueden existir laboratorios vivientes aunque no se llamen así, porque no todos usan esta terminología. Hay muchas definiciones, mi preferida es que un laboratorio viviente es un ecosistema centrado en el usuario para la innovación abierta donde conviven varias partes: usuarios, universidades, autoridades públicas y empresas.  Algunos investigadores están de acuerdo que es un concepto de investigación relacionado con la hélice cuádruple, el diseño centrado en el usuario y el pensamiento de diseño que opera localmente  (por ejemplo en el barrio, una ciudad, o una región).

Sin embargo, existen listas de laboratorios vivientes que confunden la cuestión porque incluyen grupos de investigación, proyectos o asociaciones de usuarios que no cumplen las condiciones para ser un laboratorio viviente. Vale la pena distinguir que es un laboratorio viviente y que no porque entonces tenemos posibilidades de dirigir algunos esfuerzos, como algunos proyectos para que con el tiempo se puedan convertir en laboratorios vivientes.

Por ejemplo, cuando un grupo de estudiantes testea un producto con usuarios para una empresa,  eso no quiere decir que exista un laboratorio viviente, porque aunque parezcan que están los actores principales (la universidad, los usuarios, la empresa), sin embargo faltan dos componentes fundamentales: la sostenibilidad de la propuesta y la profesionalización de esos testeos (que estén hechos por un grupo de estudiantes no garantiza que estén bien hechos).

Un laboratorio viviente tiene que poder sobrevivir en el tiempo. No depender de una financiación de plazo corto, como tiene un proyecto por eso hay una intención explícita de que las empresas tomen un rol proactivo en los laboratorios vivientes y empiecen a entender como se pueden beneficiar y a partir de ahí ofrecer financiación. Hasta ahora los laboratorios vivientes que están surgiendo en Europa en su mayoría tienen financiación estatal.

En los laboratorios vivientes los usuarios tienen que ser informadores y desarrolladores de Investigación y Desarrollo (I&D) no solo testeadores de productos o servicios. Y para que esto suceda se tienen que dar varias condiciones. Es necesario que varias empresas, y no solo una, estén comprometidas con el laboratorio viviente, porque de esta manera si aparece un concepto innovador para desarrollar, la empresa indicada lo puede hacer. Si hay pocas empresas, puede suceder que el concepto innovador quede sin desarrollarse.

Pueden suplir un vacío por no haber suficiente capacidad regional o local para hacer un trabajo constante y sostenido con las comunidades de usuarios o ciudadanos. Pueden ser vistos como organizaciones intermedias que sostienen las necesidades de los ciudadanos de participar en el desarrollo de productos y servicios sorteando obstáculos para desafiar el viejo modelo de desarrollo basado en la tecnología.

Qué hacen? Los laboratorios vivientes manejan métodos para desarrollar tecnología, proveen un medio ambiente para testear, planifican proyectos, apoyan servicios para negocios, hacen evaluaciones de usabilidad, planean las necesidades de los usuarios, testean prototipos, evalúan escenarios, productos, servicios y nuevos conceptos, organizan vinculaciones de gente para desarrollar productos, prototipean y facilitan discuciones online. En la mayoría de los casos todo esto pasa realmente y no en espacios virtuales.

Por qué necesitamos laboratorios vivientes? Porque ayudan a crear un vocabulario en común entre diseñadores, desarrolladores, investigadores usuarios, y otros; adaptan respuestas flexibles a los cambios de requerimientos de los usuarios; se invierte tiempo y esfuerzo entre interacción e interaciones entre diseñadores, desarrolladores, y usuarios; motiva a los usuarios a participar de los procesos de desarrollo; estimulan a diseñadores y desarrolladores a usar elementos provenientes de los usuarios y crean un sistema sostenible para la innovación abierta.

El concepto del laboratorio viviente me parece interesante y que vale la pena trabajar en pos de que se creen y funcionen bien porque lo que difunden son valores humanos.  También están difundiendo las metodologías asociadas al diseño centrado en el usuario, lo cual es positivo porque son metodologías de investigación cualitativas que promueven un entendimiento profundo del ser humano.

Enseñanza participativa en diseño

Ayer me convocaron para hablar de enseñanza participativa en diseño en el Foro de Instituciones Educativas de Diseño de la Ciudad de Buenos Aires. Con Luz Pearson, una diosa de la educación participativa, hicimos un taller para juntar ideas de como puede ser una clase de diseño más participativa. Creamos un grupo de Facebook para seguir juntando ideas. Cada una de nosotras hizo una presentación. Las diapos las encuentran en Slideshare o en Scribd. También usamos Twitter con el @FIEDBA. Acá está el texto resumido de mi presentación.

Empiezo por justificar por que tenemos que dar clases participativas cuando educamos a los futuros diseñadores. Qué es lo que entedemos por participativo? El aprendizaje participativo tiene que estar basado en el compartir, entonces compartir con uds la presentación es una manera de darles más posibilidades a comentarios sobre esta u otras presentaciones y abrir más canales de diálogo. Acá tienen mi mail, mi blog, y los dos servicios donde están mis otras presentaciones. Y esta práctica, que a mi me parece de lo más natural, sería muy bueno difundirla un poco más, ya que en general son muy pocas las clases teóricas que se dan y se comparten de esta manera. O sea que cada alumno o docente puede bajarse esta clase y cuando la próxima vez tenga que preparar algo sobre el tema ya tiene el material para empezar y seguramente la clase le queda mejor que a mí.

En otros lugares del mundo cada vez están más difundidos algunas herramientas para compartir y dar clases. Algunos ejemplos son las wikis, la universidad de Helsinki por ejemplo organiza muchas de sus clases e incluso los borradores de los alumnos están en su wiki. La Wikiuniversidad, donde se dan clases online y los alumnos y docentes se encuentran sólo en espacios virtuales. Y los miles de repositorios especialmente creados para intercambiarse información entre docentes como: LeMill. Hablo sobre algunos ejemplos que están cercanos a mí, obviamente que hay varios y muchos otros. También hay varias herramientas, muchas de ellas de código abierto que se utilizan para dar clases, armar discusiones, o colaborar con lo que pasa durante el tiempo del aula, como es el caso de Moodle.
Pero lo importante es ponernos de acuerdo, usar las mismas herramientas para facilitar las búsquedas y que nuestro trabajo se enriquezca con el trabajo del otro. Esto de la colaboración en la red, que no es un concepto abstracto sino bien concreto. Si ponemos nuestros recursos, nuestras clases y nuestras ideas en la misma plataforma, entonces los otros las van a poder encontrar y no empezar de 0 a la hora de armar una clase. Ahora está claro que lo que pasa es que hay todavía poco material en Slideshare o Scribd en español en la red. Buscar las clases en la base de datos, mas o menos organizadas, pero bastante diferentes de cada una de sus cátedras es una tarea  muy difícil.

Pero no es eso lo que vengo a decir, sino que esto de la participación que propone la red también se puede convertir en paradigma para la enseñanza del diseño. Los diseñadores fuimos unos de los pioneros si se quiere en esto de las clases donde el material sobre el que se trabaja lo trae el propio alumno. Entonces, usar medios sociales en las clases es una manera de  ampliar el grupo con el que compartimos los bocetos para poder enriquecernos de más gente.

Les cuento la experiencia que tuve, durante un workshop que coordiné en el CMD, con 50 diseñadores de varias disciplinas diferentes. Creamos un blog para promover la discusión en red, que compartan los bocetos y la investigación preliminar. Y a la vez conectarnos con otros diseñadores, productores o vendedores que trabajan con bambú. Les dimos derechos a todos de editar toda la información del blog y los tratamos de estimular a colaborar.
Pero: la mayoría de los diseñadores (ya recibidos) no les resultaba familiar lo de intercambiar ideas y bocetos online. Los diseñadores somos muy celosos de nuestras ideas.  A la mayoría les parecía nueva la herramienta, estábamos usando WordPress. Entendimos que esta podía ser una herramienta muy interesante pero necesitábamos mucho más tiempo para facilitar la implementación. Pero no solo es una cuestión de tiempo sino que hace falta es salir de la idea del diseñador estrella que se guarda las ideas brillantes para compartir con unos pocos y entender que entre todos podemos generar un repositorio de ideas que queremos que se copien, porque son las que van a generar una argentina sostenible.

Sigamos analizando el  resultado del taller de diseño en bambú (se muestran diapositivas de los productos).  El problema no es que estos productos sean feos, porque no lo son. Sino que no responden a la necesidad de la Argentina, ni de los argentinos. Entonces si quieren venderlos y vivir de ellos se hace muy difícil. Necesitamos acaso más lámparas, o más divisores de ambientes? Es acaso una prioridad tener un collar?

A pesar que la idea de organizar el taller era introducir el tema de la sostenibilidad y por eso la elección del bambú, estos productos están muy lejos de ser diseños sostenibles óptimizados porque no responden a una necesidad social o ambiental. Son sin embargo un buen primer paso hacia para crear una concientización sobre la necesidad de diseño comprometido con el medio ambiente.

Queremos diseñadores que tengan un rol central en apoyar a la gente para que puedan resolver sus necesidades primarias en una manera participativa, como plantando comida, purificando agua, o diseñando su propio techo por ejemplo. Otra area en donde los diseñadores podríamos tener el rol de influenciar la creación de soluciones alternativas para un consumo responsable.

Ante un mundo cada día más complejo, con problemáticas sociales, ambientales, culturales y económicas los diseñadores argentinos en su gran mayoría están en pensando solo en productos, sistemas o servicios vacíos de interés social. En el nombre de hacer productos que se vendan terminan produciendo un montón de cosas que no necesitamos y en muchos casos, que ni siquiera podemos comprar. Sé que hay excepciones, y sé que es como muy generalizador decirlo así, pero la realidad es que hay pocos proyectos comprometidos con la gente, que hayan salido de la iniciativa de diseñadores, en Argentina. Y de estos proyectos necesitamos más.

Por ejemplo, en India tomando el mismo tema del diseño en bambú existe un proyecto en que los diseñadores se dieron cuenta que las escuelas públicas les faltaba mobiliario y juguetes. Entonces crearon una línea de muebles que los padres y los maestros de los colegios podían construir ellos mismos. El diseñador escucha, interpreta con su propuesta y luego realiza lo que se necesita, aportando también un valor estético. La diapositiva muestra muebles construidos por los padres para las escuelas.

Les puedo mostrar otros casos, como por ejemplo los 8 estudios que fueron seleccionados para representar a la Argentina en el festival de 100% Design en Londres. Un estudio produce almohadones de hormigón, sillones, lámparas,  banquetas y muebles de exterior para countries. Más productos de los que ya tenemos muchos, que no aportan ninguna solución a los verdaderos problemas de Argentina: el hambre, la desocupación, la deserción escolar, concentración en las urbes, el consumo irresponsable, etc…

Empezamos la carrera queriendo mejorar el mundo y se nos van las ganas, terminamos diseñando productos que ni siquiera nosotros tenemos la posibilidad económica de comrparlos. Demasiados diseñadores trabajando para una clase social que se destaca por su consumo irresponsable. Hay muchos productos que contaminan el medio ambiente, que no proponen una visión crítica, ni hacen pensar.

Me pregunto, porqué creamos diseñadores que no se dan cuenta del poder que tenemos para influenciar el consumo de la sociedad? Cómo puede ser que temas como el diseño sostenible, que ya están en boca de todos, y hace bastante hay un gradual interés en la argentina no formen parte de la currícula en las carreras de diseño? En este momento la inclusión de estos temas depende de la buena voluntad de los docentes, que por suerte tenemos varios así.  Tiene que haber un proyecto intencional y conciente para posicionar el diseño sostenible como un factor clave en la agenda educativa del diseñador.

Seguramente hay varias razones por las que estos temas relevantes no adquieren más importancia. Les cuento sobre las que se me ocurren.  Una es que los diseñadores no conocen otros mecanismos de financiación para proyectos que no estén ligados a vender sus productos. No saben o no están familiarizados con financiaciones internacionales para proyectos de investigación y desarrollo que se pueden solicitar. No están instruidos para escribir esas propuestas, porque en general no se usa la escritura como manera de comunicar propuestas de diseño en la facultad. Están muy poco estimulados a leer libros sobre teoría del diseño, artículos y revistas académicas, entonces a la hora de escribir el desafío es feroz.

Otra razón es que durante las carreras de diseño no pueden elegir casi nunca qué propuesta hacer. Los docentes eligen los temas y su manera de concreción. Los diseñadores no saben pensar en diseño de una manera que le sirva a la sociedad Argentina porque en toda la carrera quizás en un solo ejercicio pueden elegir lo que diseñar. Eso fue el caso de los diseñadores de mi generación y según tengo entendido no avanzó mucho desde entonces. El sistema educativo tiene que garantizar que los diseñadores posean herramientas y conocimiento que posibiliten el pensamiento crítico.  Sin elección de lo que van a diseñar y participación de los alumnos en la currícula, no hay pensamiento crítico posible ni herramientas para elegir un modo de diseño más sostenible. Si el diseño es sobre como pensar y proponer experiencias que produzcan empatía, tenemos que enseñar a observar y a comprometerse con la gente con la que trabajamos. La poca participación en su propia formación profesional hace que no tengan educado un ojo sensible a las necesidades de donde viven, porque lo que diseñan viene ya definido. Un diseñador hoy en día tiene que poder trabajar sobre las preocupaciones de la gente para poder generar proyectos que propongan innovación social. Sino estamos fritos!

Entonces necesitamos fomentar la sensibilidad de los diseñadores hacia cuestiones sociales, culturales y ambientales. Cómo lo hacemos? En principio aceptando la diversidad de los estudiantes de diseño que ante un mismo problema un estudiante pueden tener un concepto, otro una idea para un producto, otro un servicio y otro un sistema de productos. Ser más abiertos a distintos tipos de respuestas para poder decir que el diseño no es solo sobre la concreción de un producto, un objeto, una marca, una aplicación o un software. El diseñador puede ser un facilitador para que la gente entienda sus propias necesidades y habilidades y así pueda aportar soluciones de diseño a su vida cotidiana.

Tenemos urgencia, porque tenemos muchos problemas sin soluciones y estamos cediendo la cabeza de los diseñadores para resolver productos inservibles. El diseño tiene que influenciar el cambio. No reinventemos la rueda, copiemos lo que sirve, ayudemos a las ideas originales a replicarse, aprendamos de los otros diseñadores e investigadores que están produciendo conocimiento en diseño. En estos temas comprometidos tenemos algunos buenos proyectos, pero pocos y poco difundidos. Necesitamos aplastar al Argentino egocéntrico que tenemos dentro nos hace querer hacer nuestro libro en vez de poner esfuerzo en traducir el vasto material ya desarrollado por otros en otros idiomas.

  • Necesitamos proyectos y objetos que ilustren un dialogo sustentable con los elementos naturales. Ejemplo: resonancia lunar: es una luminaria urbana con el sentido de responder a la regulación ambiental y la luz de la luna, brilla de acuerdo al ciclo de la luna. Es compatible con el ahorro de energía y hace hincapié en los ciclos de la naturaleza.
  • Necesitamos proyectos e iniciativas que promuevan la participación activa de la gente en el contexto privado y público. Ejemplo: Laboratorios ciudadanos, o living labs o también se llaman citilabs donde la iniciativa de la gente permite crear propuestas innovadoras. Justamente se trata de estructuras participativas donde las propuesta de acción salen de los ciudadanos y se trabaja con métodos guiados por usuarios para mejorar productos y servicios.
  • Necesitamos proyectos que promuevan el re-diseño de productos, servicios y procesos para nutrir los flujos cíclicos de materiales técnicos y orgánicos. Ejemplo: Masekos. Esta empresa que se dedica a consultoría y a ofrecer productos y servicios en armonía con el medio ambiente.
  • Necesitamos proyectos y conceptos que reformen el consumo irresponsable. Ejemplo: Eecovilla Chobita:  casas económicas y ecológicas, es un poryecto increible hecho en Argentina, de casas de adobe. Otro ejemplo es: Eloisa Cartonera:  libros hechos con los cartones juntados por cartoneros por ellos mismos. Editan escritores latinoamericanos y diseñan las tapas. Iniciativa de poetas argentinos.
  • Necesitamos proyectos que presenten plataformas para que la gente colabore con un objetivo en común o promueva la necesidad de la comunidad de aportar soluciones a sus necesidades.Ejemplo: Windows farm (granjas en la ventana) es un moviemiento de open source que ofrece gratis todos los recuross para hacerse una granja en casa. Otro ejemplo es  la unidad de cultivo de Philips Design una granja autosuficiente con distintos niveles para el cultivo de plantas y la cría de peces.

Todas esta síntesis final la tomé prestada de tra investigadora en diseño, Abital Ela, y varios de los ejemplos también son de una presentación de ella, porque creo que es importante entender que uno puede copiar y tomar prestados ejemplos, mientras les cuente de donde lo saqué. Y aprender a usar los derechos de autor como corresponde, sin plagiar es algo que los diseñadores tenemos que entender, para poder publicar en Internet sin miedo.

Después de ver estos ejemplos la pregunta que se abre es: Cómo logramos un diseño más comprometido con la gente? Mi respuesta personal es dándole al diseñador un rol más activo en su formación profesional, enseñando a comunicar el diseño también con la escritura, aprendiendo nociones de copyrights o autoría y utilizando metodologías del diseño participativo.

En esta charla hablé poco del diseño participativo, que es en realidad para lo que me convocaron. Pero en realidad lo que quise decir es que la participación no es solo la implementación de metodologías para integrar al usuario sino para hacer conceptos innovadores socialmente. No se trata de participación per sé, sino la participación pensada para formar profesionales más responsables.  De todas maneras creo que las metodologías de diseño participativo fortalecen un diseño comprometido con la sociedad y nuestro medio ambiente. Si empleamos estas metodologías, como los escenarios, juegos de roles, sondas culturales, artefactos críticos, y otras vamos a poder diseñar cosas innovadoras que surjan de una verdadera necesidad social.  Durante este año en Buenos Aires estuve dando clases a docentes y alumnos de diseño sobre como usar estos métodos. Pero hoy no quería darles un panorama síntetico de estos métodos, sino contarles que existen y que también tendrían que ser parte de adoptar nuevas maneras de pensar el diseño. Cada una de ellas requiere un tiempo para entenderla y adoptarla, pero en síntesis son herramientas para crear un diálogo fructífero con la persona a la que le estamos diseñando. Un diálogo que enriquezca el diseño.

Para terminar confieso que intenté hacer presentación crítica para que tengamos una discusión fructífera con la participación de todos uds. Me doy cuenta que hay un paulatino y lento interés por temas relacionados a lo sostenible, y eso es genial. Mi propuesta es que para que los diseñadores entendamos como ayudar a nuestra sociedad tenemos que poder manejar nuevas herramientas y proponer sistemas más participativos para aprender a compartir no solamente en red.

Gracias!